domingo, 11 de enero de 2009

Delegados 2.0


Un par de horas antes a iniciar una clase de Geopolitica en Rosario, reparé en un sitio de comida rápida en el cual sirven un postre de mi preferencia. Allí observé los mensajes de comunicación interna externalizada en los cuales se menciona al empleado del mes, al jefe del semetres y al mvp de toda la zona. Me pregunté porque no hay carteles sobre la filial o delegación sindical que agrupa a sus trabajadores. Siguiendo mi interrogatorio me detuve en pensar que pasa con los reclamos laborales en esa cadena. Tuve la oportunida de conversar con uno de sus gerentes y me manifestó que no existe sindicalizacion o agremiacion de ningún estilo. La forma de plantaer los reclamos es a través de la responsabilidad que poseeen esos gerentes medios en ser canalizadores de las necesidades reales de sus empleados.

El argumento y la estrategia eran sencillos. A esa experiencia le añado un párrafo de un articulo de Jorge Mosqueira, publicado en La Nación:




Un líder es aquel que interpreta las necesidades y posibilidades de la
gente que le toca conducir. El primer paso para convertirse en tal es hacer un
voto de humildad. Significa que no puede utilizar el mismo repertorio y lenguaje
en todas partes y en cualquier momento. Es un don, pero también un aprendizaje.
Es una herramienta y como tal puede utilizarse para bien o para mal. Y es
producto de ciertas situaciones que le pueden ser favorables o no. Por todo
esto, cuando se pretende un líder, siempre hay algo de fantasía.

Quizas sería loable cuestionarse, ya que estamos en un contexto en que tanto el FMI y la ONU estan en tela de juicio, sobre un nuevo tipo de agremiacion que defienda los intereses de los nuevos trabajadores. Sin intenar hacer futurología me pregunto que cómo se podrán adaptar las estructuras de representación laboral con los nativos digitales y las nuevas pautas laborales que privilegian la calidad y no la cantidad de trabajo. Un desafio doble, tanto para aquellos que plantean la necesidad de un representación desde abajo como para aquellos que pretenden conducir a las personas. En un sentido amplio conducir implica una delegacion de confianza por parte del seguidor. Por lo tanto liderar comportaría - si lo llevamos a las últimas consecuencias - ser una especie de primer delegado de sus empleados. Tomar una actitud proactiva frente a las necesidades actuales y potenciales, puesto que es - desde varios puntos de vista- más económico un empleado motivado, que aquel que dedica su tiempo a pensar porque extraña razón su jefe no compra un ventilador en estos días de sahariano calor. Es interesante, si piensa en esto, no dedicará tiempo a su labor, y luego pensará que no se lo valora como es debido y que por lo tanto si se queda o abandona su tarea, nada cambiará. Si las instituciones valen por su capital humano, no estaría de más en pensar en todos los aspectos del tema.

Sólo una reflexión.

1 comentarios:

Geronimo dijo...

En tiempos de examen de filosofía sólo me animo a citar a Marx y su teoría del hombre alienado:
"Si él (el hombre) se relaciona con su actividad como una actividad no libre, se está relacionando con ella como con la actividad al servicio de otro, bajo las órdenes, la compulción y el yugo del otro" (Manuscritos)

Agrego; si el líder alcanza a ser el primer delegado de sus empleados, tal vez consiga que el hombre se sienta obrando libremente en sus funciones humanas, que reasuma su esencia como tal, y que deje de sentirse un animal.

Geronimo Paez.