STRONG presidents have been common in Argentina. But even judged by local
practice, Néstor Kirchner concentrated power during his term from 2003 to 2007.
He governed largely by decree, all but ignoring Congress, where a pliant
majority granted him “superpowers” to reassign budget allocations freely. His
wife and political partner, Cristina Fernández, who succeeded him as president
last year, began just as imperiously. But unable to bully striking farmers into
submission, she has turned to Congress for support.
The Kirchners have tried to rally their supporters by claiming that Argentine democracy is threatened. That is one way of looking at it. Another is that the farmers and their supporters—and now the Congress—are breathing life into democracy after several years of near-autocracy.
¿Será posible la existencia de un poder bifronte?. En primer lugar podemos decir que los liderazgos pueden ser compartidos. Es evidente que los líderes en diversas organizaciones pueden jugar un rol móvil. Dar lugar a que se destaquen algunos de sus miembros. Puede generar la confianza para que los que tiene un perfil mas bajo puedan jugar un rol estelar.
Sin embargo hay una realidad inexpugnable, que nos enseña el ámbito propio de la política: no se admite el vacio de poder. Alguien debe llenarlo. La condición humana nos exige, darnos un rumbo. Ahora bien, este rumbo ¿puede ser detentado por dos actores simultáneamente?. La historia y el sentido común muestra que no. Esto es aplicable a todas las formas de organziación. El liderazgo puede rotar, pero no pueden existir dos liderazgos que se den al mismo tiempo. Si esto sucede, se genera un contexto de inestabilidad y parásis.
Liderar implica construir el mando constantemente. No es una tarea sencilla. La primera tarea es contar con la actitud y fortaleza interior para poder inspirar en el resto el respeto y autoridad necesarias para llenar ese vacio de poder sin que otro pretenda hacerlo con más éxito.
En el actual contexto, creo que es vàlida la jugada presidencial de abrir el debata al Congreso. Logrará mayor legitimidad. Sin embargo hay un tema pendiente que deberá solucionar: como pone freno al lider del Partido oficialista, quien en la percepción de la opinión pública detenta un poder simbólico y fáctico. Sólo uno puede gobernar.
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